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Tú, llena de alborotos,
ciudad turbulenta, ciudad alegre;
tus muertos no son muertos a espada
ni muertos en guerra.
Todos tus príncipes juntos huyeron del arco,
fueron atados;
todos los que en ti se hallaron,
fueron atados juntamente,
aunque habían huido lejos.
Por esto dije: «Dejadme,
lloraré amargamente;
no os afanéis por consolarme
de la destrucción de la hija de mi pueblo.»

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